Recuerdos de una revolución.
Cantando por los recuerdos de una revolución.
Por Melissa Guerrero Mejía
Cuando
averiguamos de un país o región, nos topamos con artistas dentro del ámbito de
la música que han influido en cierta forma en la cultura popular, donde muchas
veces a trascendido a niveles que no se esperaba.
Nicaragua
no deja de ser la excepción, ya que el país cuenta con innumerables intérpretes
del arte sonoro que han resonado a nivel nacional y mundial. Para muchos de
ellos su fama viene desde antes que triunfará la revolución en los años 70 y la
guerra en los años 80 de éste pequeño país, convirtiéndose sus canciones en un
símbolo para la libertad, quedándose en el recuerdo colectivo de la lucha en
contra de la opresión por parte de la familia Somoza, historia que se está
volviendo a repetir actualmente con otro gobierno opresor.
Tal
es el caso de los hermanos Carlos y Luis Enrique Mejía Godoy, dos de los más
queridos cantautores que han llegado a traspasar las fronteras del territorio y
del continente. Ambos han llegado a componer canciones dirigidas a estas etapas
oscuras a la que se enfrenta el pueblo nicaragüense donde la música ha
demostrado ser un elemento fundamental junto con los medios de comunicación
para el levantamiento de las masas.
También
hay cantantes que llegan a interpretar en un escenario junto a los antes
mencionados las obras típicas de este período de la historia que son aclamados
por el público en diferentes tipos de conciertos en todo el mundo a lo largo de
los años.
El
viernes 23 de febrero del 2018 en el restaurante capitalino Ruta Maya, el cual
ya cambio de nombre al Rancho de Pepe, se llevó a cabo el concierto de Luis
Enrique con acompañado de otros artistas.
Dicho
concierto estuvo titulado como la canción “Allá va el general”, donde se
presentaron obras de la época histórica de la revolución, pero también se le
rendía homenaje al general Augusto Calderón Sandino.
El
concierto estuvo muy bueno, se llegó a disfrutar mucho de la música y del
significado que tenían las piezas desde el punto de vista del cantante y
compositor, trayendo recuerdos de las personas mayores por un lado y educando a
las nuevas generaciones ahí presentes por otro, viendo como había una gran
armonía de familias presentes.
Lo
que sí puedo criticar es lo que hace el local siempre cuando hay un concierto,
el motivo por el cual no me siento muy contenta, es cuando invitan al público a
una hora determinada e inician más de una hora después dejando a las personas
en espera por un posible capricho. Poniendo también los precios de los platos
muy elevados, viendo de esta manera como los lugares que muchas veces promueven
a los artistas y a la cultura en general llegan a aprovecharse en niveles no imaginados
de las mismos o de las personas que van ver a ver lo que están representando.
En
nuestros países deberíamos de interesarnos más por el arte nacional para que no
desaparezca y ser más cultos. Quiero resaltar que muchas veces para poder
disfrutar de estas cosas lo podemos hacer en Internet o en eventos que sean
gratis (si existen, solo hay que buscar), ya que no se perdona el hecho de que
pasemos vergüenza cuando llegamos a otro país y no sabemos nada del nuestro, en
especial en un contexto como el que pasamos actualmente en Nicaragua.
Para
terminar los invito a escuchar la canción por la que le pusieron de nombre al
concierto para tomar un poquito más de conciencia y reflexionar el significado
que deja este tipo de música en la sociedad.
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